La presente reflexión nació como respuesta a una provocación. Lo cierto es que siempre he rechazado que me califiquen como un predicador, en tanto que no tengo interés alguno en influir sobre las ideas de los otros y, menos aún, en que adopten las mías, por el contrario, siempre he asumido la posición de un provocador, de alguien que busca el debate de ideas; sin embargo, ahora no fui el provocador sino el sujeto provocado y ello me ha estimulado a esbozar esta breve nota.
En un intercambio epistolar, ahora que el Coronavirus nos ha restringido de los debates presenciales, me haninculpado de defender un paradigma, que dicen estáfuertemente criticado en sus supuestos axiológicos. Quienes se autocalifican como “progresistas” asumen que ellos siempre tienen la razón, que la teoría sustenta fuertemente sus aseveraciones, que la evidencia empírica respalda sus afirmaciones, las que son, de acuerdo con ellos, irrefutables. En ese ámbito es muy difícil debatir con ellos, sabiendo de antemano que al final uno siempre saldrá perdiendo, sin embargo, me atrevo a escribir estas líneas porque no busco ganar un debate, en realidad ello me importa poco, lo hago con el único objetivo de aclarar mis ideas y aprender en el proceso.
Parafraseando a Kafka puedo decir que no soy más que un buscador de la verdad y no quiero ni puedo ser otra cosa. No soy kafkiano, aunque con el paso de los años voy comprendiendo mejor su tiempo y naturalismo.
Nunca defiendo mis creencias, por el contrario, las envío a la batalla para que puedan probar su temple. Algunas retornan triunfantes y orgullosas y tienen el privilegio de mantenerse en mi credo, otras vuelven heridas y maltrechas, pero se recuperan y conservan su lugar en mi credo, al parecer el dolor las hace más fuertes. Otras mueren en al fragor de la batalla. A estas últimas las sacamos de mi credo y las cubrimos con tierra en una fiesta, porque nada es más placentero que ver morir a aquellas ideas que estaban oscureciendo nuestro conocimiento, al final la vida es como en los comics, nos alegramos cuando mueren los villanos.
No me alcanzará el tiempo para comprender las teorías del multiverso y mis limitados conocimientos no me permiten aprehender adecuadamente las múltiples dimensiones, así que estoy, en cierta medida, cautivo en el espacio-tiempo que nació en el Big-bang. En ese ámbito todo lo que existe está compuesto por objetos. Tanto su existencia como los propios objetos, como lo veremos seguidamente, no hace referencia a su materialidad.
Desde una perspectiva ontológica existen tres tipos de objetos: los objetos físicos o materiales, los objetos ideales y los objetos metafísicos. Los objetos materiales tienen esencia y existencia y nacieron en el Big-bang, a los que podemos denominarlos objetos naturales, derivados de ellos están los objetos materiales-culturales, que no son otra cosa que transformaciones de los objetos naturales por la acción del hombre, obviamente mantienen su existencia, aunque su esencia puede haber sido transformada. Después están los objetos ideales, ideales no en el sentido de lo buscado, sino en el sentido de que tienen esencia,pero no existencia material. Entre estos están los objetos ideales puros, sobre los cuales no se puede predicar ningún valor, por ejemplo, la circunferencia. También en este grupo están las teorías que pueden ser buenas o malas o, con mayor precisión, desde la óptica popperiana, que están sujetas al criterio de falsabilidad. Por último, están los objetos metafísicos que se caracterizan por su existencia sin estar en la experiencia.
Pues bien, ¿en qué zona ontológica reside la Economía? La Economía como ciencia teórica se encuentra en el cúmulo de los objetos ideales, por lo que, evidentemente sus hipótesis están sujetos a la lógica de la ciencia y las mismas pueden ser tratadas axiológicamente; sin embargo, y esto es lo más importante, la Economía solamente tiene un supuesto sobre el que descansa toda la estructura teórica de la misma, todo lo demás, desde las nociones básicas de la praxeología hasta los complejos modelos actuales no son otra cosa que una derivación lógica de este supuesto.
Este supuesto crucial y único expresa: Un individuo que tiene la libertad y posibilidad de elegir entre dos bienes, elegirá aquel que le proporcione mayor satisfacción. Por supuesto que este supuesto es falsable, sin embargo, hasta ahora nadie a podido falsarlo. Lo demás, es decir la estructura de la ciencia económica que, como señalamos, deviene de una derivación lógica, es axiológicamente neutra.
En tal sentido, la Economía es una ciencia teórica que trata de la acción humana en los distintos intercambios de valores, intentando explicar la praxeología de estos intercambios. En ningún caso la ciencia económica intenta establecer normas de conducta y menos aún las metas que los individuos deben perseguir. Si me demuestran que su único supuesto es axiológicamente falso, quedaré muy agradecido y con el mayor gusto revisaré mis conocimientos.